Podría decirse que son “hijos” del mismo padre, por lo tanto algo en común deben de tener. No en vano los “escogieron” para ser parte de idéntica gallada. Iván Duque y Roberto Ortiz, candidato para la Alcaldía de Cali, tienen muchas mas semejanzas que diferencias. Como muy bien lo asoció Beatriz López en su columna hablando del Chontico, “su problema es que las aguerridas mujeres del CD manipulen su gestión como le pasa al buenazo del Presidente Duque…”. Porque lo que marca la personalidad de estos dos hombres es lo proclives que son a la manipulación y a la obediencia. Es allí, entonces, en sus personalidades donde vale la pena hacer hincapié porque parecieran cortados con la misma tijera. Y no es coincidencia, es “escogencia”.

Hace unos días Diego Martínez defendió al Chontico, argumentando que las señoras “in” lo cuestionaban porque no hablaba bien y se vestía “mañe”, lo que no es, (no puede ser), nada definitivo ni trascendental… Diego se quedó en lo exterior, en el empaque. Existe algo mucho mas profundo en la personalidad de estos dos hombres y es importante recalcarlo. Ambos son buenos, sencillos, primarios, básicos y elementales. Repito, básicos y elementales. Carecen de malicia, no ven “el mal” ni la mala intención. Extraordinarios “segundos” pero sin la verraquera y empuje de un primero, de un líder. Necesitan ser dirigidos. Acatan órdenes, obedecen. Pero no tienen capacidad de decisión, de dirección. La elementalidad de Roberto Ortiz es descomunal. En niveles de conciencia, lo elemental es concreto, carente de símbolos, no maneja abstracción y no logra ver más allá de sus narices. Lo elemental no tiene que ver ni con inteligencia ni con conocimiento. Una persona puede graduarse en Harvard y seguir siendo elemental… lo que le sucede al Chontico y lo que le sucede a Duque. El Presidente de Colombia vive de chambonada en chambonada, dando explicaciones de por qué un círculo no es cuadrado, cuando el problema no se reduce a las chambonadas sino a su personalidad. No hay la suficiente dirección  y desde “le mandaron saludos” al Rey de España, pasando por Alaska en Canadá, el vestido de la Primera Dama, la no explicación de lo de Guaidó, las fotos de ahora (no solo cuestionadas por “El Colombiano” sino también por un periódico francés), todo apunta a una elementalidad aterradora. ¿Por qué nos quiere meter en una guerra con Venezuela o Cuba o cualquiera? De pronto, para demostrar que si es fuerte y “manda”. En Colombia su liderazgo es nulo y vivir para afuera es una manera de oxigenar su elementalidad.

Eso nos va a pasar con el Chontico, cuya elementalidad también impacta. ¿Quién entonces lo va a dirigir? ¿Quién va a estar detrás de él, direccionándolo? ¿Quien  será el verdadero Alcalde de Cali? A Roberto Ortiz le falta peso, alcance, proyección y estos “atributos” no se compran en Universidades ni en marketing digitales ni en agencias de publicidad. Ni siquiera un coach lo provee. Creo que depende de procesos de evolución interiores, procesos de conciencia y no hay libreto para adelantarse, ni para aprenderse la lección. Va con la esencia de cada quien, de allí que no haya fórmula para agilizarlo. Lo vivimos a diario con el buenazo de Duque y pareciera que Cali lo podría repetir con el buenazo de Roberto Ortiz. Está por verse.

Gloria H. @GloriaHRevolturas

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