Parece que se le estuviera destiñendo el brillo momentáneo al Gobierno de Duque. Su cuarto de hora fue mas dado por el impacto de la pandemia que por efectos reales en el manejo del problema. Y preguntándonos cuándo es él, el que manda y cuando los alcaldes. Las incongruencias son superiores a los aciertos. Si usted no califica para ninguna de las 43 excepciones para salir del confinamiento que el Gobierno Duque marcó a partir del 1 de Junio, creo entender o que usted es extraterrestre, o que es invisible o que no existe. Sino está en ninguna de las opciones, “pailas”, es grave su caso. Porque Duque dijo “el confinamiento sigue pero salga”, “usted alcalde determina pero yo le revoco su poder”. ¿Entendió?
La ignorancia, parcialización y poca efectividad están haciendo aguas: es obvio que la situación se le salió de las manos. Dos meses que destruyeron la economía y la efectividad en salud (que era el tiempo que pedía) se esfumaron. El trato a los adultos mayores es indignante. Ni que decir del efecto en el mundo de los niños. Con urgencia, a pesar de las desatinadas palabras de la Vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, los gobiernos necesitan psicólogos, expertos en salud emocional, en sus reuniones de asesores de la situación actual. Es imposible que sigan desconociendo el significado e importancia de la salud mental. La ignorancia es atrevida. Manejan cifras económicas, numero de camas en UCI, cifras de contagios físicos, muertos, recuperados, desempleo, alimentos entregados, almuerzos repartidos, colegios con internet, niños y niñas en conexión virtual, ventiladores, pruebas, teletrabajo, pero no existe ni una sola evaluación sobre la salud emocional. Ni una. Reforzando la clarísima teoría de que lo que no se nombra no existe. Y el problema que circula, mas libre y disparado que el mismo coronavirus, es el estrés emocional para cobijar con un término el caos que contamina a tantísima gente, incluidos niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos mayores. Cada estamento desde su edad, afronta una crisis y la falta de una coherencia es obvia. Hacer y hacer decretos, cambiarlos, quitarlos, decir el viernes algo y el sábado modificarlo, no, así no se puede.
No había libreto para manejar esta situación, pero ¿por qué existen tantas voces científicas qué hablan de mal manejo de la epidemia basándose en una cuarentena? Un médico de la U. de Maryland dice que la posibilidad de contagiarse por los zapatos es equivalente a la posibilidad de que te caigan dos rayos en el mismo día. Exministros de Austria, Italia, cuestionan la forma en que sus gobiernos manejaron los hechos porque los muertos se dieron pero arrastraron la economía. La pregunta de fondo es ¿a quien favoreció el confinamiento? Creí entender que no era tanto para evitar contagios (que son imposibles de detener) cómo ganar tiempo para ayudar a fortalecer hospitales y UCIs. ¿Se logró el objetivo de fortalecimiento de estos lugares? Y la pregunta cruel pero válida es ¿sin confinamiento, tendríamos los mismos muertos pero la economía funcionando? Sí, son necesarios protocolos de seguridad y restricciones, pero con la “ineficaz” cuarentena ahora no sólo estaremos contagiados sino también pobres, desempleados, quebrados, divorciados o locos. ¿Valió la pena? ¿Continuamos?
Gloria H. @GloriaHRevolturas