El cuerpo del otro o de la otra, tan deseado es hoy por hoy, un peligro, una amenaza. Lo dicen investigadores de Harvard. Cada vez mas, es necesario “distanciar” lo físico, lo material (¿tercera dimensión?) para asumir modalidades distintas de relación (¿otras dimensiones?). Entonces, así como fue un escándalo la llegada del condón y era insoportable, para muchos “el fin del contacto”, de igual manera ahora llega el tapabocas para salvar la vida y no morir por transmisión de virus. Las voces de protesta ya se oyen, incluída la consecuente descalificación del estudio porque en este tema, como en tantos otros, aceptamos el valor de lo científico si concuerda con nuestras creencias. Allí hay ciencia. Pero si no concuerda, son charlatanes…
Existen muchas teorías que hablan de las diferentes dimensiones en las que habitamos. Estamos en la tercera lo que significa que se manejan conceptos de tiempo y espacio donde nos desenvolvemos con categorías de ancho, alto y profundo. Pero estamos ascendiendo hacia la quinta, lo que significa que lo físico o material no serán lo prioritario. Acepto que no me crea y mas si no me entiende. No son fáciles estos conceptos para mentes muy racionales o apegadas a lo concreto. Pero evolucionamos, lo quiera o no. La tecnología llego a nuestro mundo para presentarnos otras oportunidades de conexión. Con ella, el tiempo y el espacio “desaparecen” y es necesario aceptar que la conexión se realiza “mas allá” del mundo material. Le doy un ejemplo: por mas mente racional que “lo habite”, nunca se ha encontrado físicamente con un pensamiento. Nunca se ha materializado pero eso no significa que no existan. Los pensamientos como tantas otras situaciones se encuentran en otras dimensiones diferentes a la tercera. Pero el que yo no “los toque” no significa que no existan y formen parte de la existencia.
Sí, estamos ascendiendo y como en tantas evoluciones, habrá quienes avancen, quienes renieguen, quienes acepten. Cuando se dijo que la tierra era redonda, media civilización se conmocionó por “la mentira”. La evolución no “cuida” nuestras creencias, ni consulta si nos gustan. Precisamente, cuando impactan es cuando muestran que el cambio no es de maquillaje. ¡Es de esencia! Y la paradoja, es que la dualidad crece en ambos sentidos. Así como aumenta la capacidad de ver de otra manera, también la resistencia al cambio crece. ¿Cómo nos conectaremos los seres humanos? ¿Estamos a las puertas de seres andróginos? ¿Necesitaremos cuerpo para amar? ¿La reproducción humana se conseguirá en bancos de úteros, espermas, vientres alquilados? ¿Cuántas patologías (físicas y mentales) se evitarían si se elimina el apego? ¿Estamos hablando de conexiones mas profundas donde la solidaridad, la compasión, la gratitud, no se trabajan a nivel individual sino comunitario? ¿Estamos a las puertas de aceptar que el cuerpo físico “sólo” es un instrumento que puede llegar a ser obsoleto?
El tapabocas puede ser el comienzo. Claro, puede renegar o puede profundizar y entender que estamos en evolución y que aferrarse a creencias sin aceptar el cambio significa miedo mas que evolución. Muchas teorías están aquí para ser escuchadas. No hay una sola verdad. Nadie lo impone y no importa que no entienda porque no es opcional: o lo acepta o se rancha…
Gloria H. @GloriaHRevolturas