El 16 de Diciembre comienza la novena de Navidad y el tradicional juego de los aguinaldos. «Hablar y no contestar», «estatua», «palito en boca» y otros más. Pero este juego de aguinaldos navideño es una buena excusa para averiguar sobre los «otros» juegos inconscientes en los que participamos, sin caer en cuenta de cómo los jugamos. Hablar de ellos es importante porque desafortunadamente no se juegan tan sólo nueve días en el año, sino todos los días de todos los meses por toda la vida. Juegos inconscientes totalmente patológicos, enfermizos, capaces de desestabilizar al mas equilibrado. Si usted juega aguinaldos en Diciembre vale la pena revisar si no es también un jugador compulsivo de estos «otros», tan traumáticos, agresores y sobre todo demoledores para las personas que lo rodean que sin querer, terminan siendo participantes pasivos de estos juegos enfermizos.
El juego de las culpas, por ejemplo, aquel que consiste en vivir indagando ¿de quién es la culpa?, quién falló, quien es aquel que se equivocó, quién puede ser culpable de lo que sucede, quién es el responsable que se “atrevió” a confundirse, como si los errores no fueran humanos. Lo grave de este juego permanente es que se practica con una sevicia incontrolable y cada vez mas, la gente que lo rodea se vuelve mas insegura, comete mas errores, alimentando el círculo infernal de su enfermedad, es decir la del enfermo-jugador buscador de culpas. Alguien que vive para encontrar errores y sus complices víctimas que los cometen para alimentar al jugador compulsivo. El jugador de este juego «se goza» (para padecer) encontrando las fallas. Es casi un placer morboso hallar culpables y seguir fomentando la culpa en los demás. Toda una paradoja y entre mas culpas intenta encontrar, mas compulsivo se vuelve en la búsqueda y a su vez su mundo interior mas se amarga y mas se neurotiza. Porque el premio mayor que proporciona este juego es la amargura, créame (para mi), una de las peores enfermedades mentales.
¿Y qué tal el juego neurótico de las generalizaciones? Ensaye a escucharse cuántas veces descalifica con expresiones como «nunca» o «siempre» o «jamás». «Nunca haces las cosas bien». «Siempre te equivocas». «Jamás llegas a tiempo». Este juego de las generalizaciones es otro de aquellos que «dinamita» a los que conviven con usted. Es bien complicado interactuar con un «guerrillero del lenguaje» para quién «nunca» existe la opción de mejorar o cambiar. ¿Para qué ensayar la revisión de conducta si «nunca» tengo la oportunidad de una mirada diferente? ¿Y qué tal el juego del espejo retrovisor? Juego que consiste en no creer que se pueda cambiar y que las situaciones seguirán como hasta ahora. Entonces, cada vez que se inicia el diálogo, de inmediato se ilumina el espejo retrovisor, para «restregar» las situaciones anteriores, que los otros desearían dejar atrás. Sí, existe mas de un juego patológico que no concluye a los nueve días y que desafortunadamente es capaz de acabar con el equilibrio de cualquiera de sus vecinos emocionales, laborales o físicos. Bien vale la pena revisar cuáles de ellos son sus juegos favoritos e intentar al menos reconocerlos para esperar si cae en cuenta, eliminarlos el próximo año. ¡Ensaye! ¿La pandemia nos haría mas conscientes?
Glosia H. @GloriaHRevolturas
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