Al pie de la letra, la expresión que encabeza esta columna, no tiene sino una sola lectura: fusión. Dos que se vuelven uno. Además utiliza una palabra con significado totalmente físico: carne. Mi amigo MF dice que eso le suena a “invitación a un asado”. Claro, es carne… El sacerdote Luis Fernando Rodríguez, obispo auxiliar de Cali, teólogo, canonista (pero no psicólogo) escribe para explicar que la frase existe, pero que no es literal. Necesita interpretación para poder asimilarla “como debe ser”. Que no es como yo la leo porque las intenciones de la Iglesia no son las que escribí en mi columna anterior. Utilizando lenguaje de siglos atrás suponen que los católicos hoy deben adecuar la interpretación sin que la Iglesia modifique un ápice su lenguaje. ¿Entiende? Lo que sucede con la Iglesia no solo en esta materia sino en tantas otras. ¿Qué tal temática mujer? “Las mujeres son valiosísimas, iguales a la madre de Dios pero no califican para el mismo rol que los sacerdotes”. Si pero no. Tienen la “buena” intención pero no la llevan a la práctica. ¿Ha escuchado la expresión popular que dice que “el infierno está lleno de buenas intenciones”?
Este lenguaje cifrado, con necesidad de interprete, va en contra vía de un principio elemental de comunicación. Un mensaje que se escriba y necesite aclaración, no sirve. Ha fallado en comunicar lo que realmente quiere decir. Las expresiones de la Iglesia y de sus sacerdotes respecto al ritual del matrimonio “pronuncian palabras pero no es lo que dicen las palabras” con la necesidad de que haya interprete para que aclara lo que se dijo que no es lo que se dijo. El mundo ha cambiado, han pasado siglos desde la escritura y recopilación de la Biblia pero alguna jerarquía eclesiástica insiste en hablar como si el tiempo estuviera congelado.
El padre se refiere a “mis creencias misóginas” sobre el ritual del matrimonio, cuando no son mis creencias sino la realidad que se escucha, se ve, en el desarrollo de una ceremonia. Son incontables las veces que he oído a los sacerdotes hablar de dos en uno (fusión), o cuando siempre empiezan dándole prioridad a los votos masculinos y luego (solo después) el si femenino. ¿Por qué? Mas grave aún, todavía se escuchan expresiones de obediencia de la mujer al hombre (tenaz) lo que no son creencias misóginas, sino realidades del ritual. Es posible que el padre Rodríguez crea que el cambio ha sucedido cuando no es tan cierto. Y la misoginia de la Iglesia es imposible de ocultar, disimular o disfrazar. Aquella idea de que no pueden hacer modificaciones porque “es palabra de Dios” es la ofensa mas grande que le hacen a la mujer creyendo que su desvalorización social, debe conservarse porque Dios lo dijo. ¡Arde! Como psicóloga lo repito: lo mas patológico es un amor donde dos se conviertan en uno, y la frase en cuestión es absolutamente tóxica. Además, identificar la supuesta unión espiritual con carne… ¿podrían “arriesgarse” a modificar los términos o estarían irrespetando a Dios?
El padre Rodríguez escribe pero no quiere generar controversias. ¿Por qué rehusar una sana discusión donde la diferencia enriquezca la información? Otra vez la idea de uniformidad sobre el tapete. Cuando se deben sostener las mismas expresiones de hace hijuemil años, algo no parece fluir…
Gloria H. @GloriaHRevolturas