La vergüenza es el último vestigio de dignidad que le queda a un ser humano cuando lo ha perdido todo… es la última manifestación de decencia. Una persona que pueda experimentar vergüenza todavía es rescatable. Todavía le importan los demás, todavía su mundo tiene interlocutores que debe, al menos, respetar. Esa persona con vergüenza todavía resuena en un mundo ético. La vergüenza está amarrada a la culpa. Si cometí un error experimento culpa y entonces me invade la vergüenza, consecuencia de la culpa, ante el medio en que me desenvuelvo. O ante mi mismo.
Pero si cometo un error y no siento culpa, no voy a sentir vergüenza. Porque no me importan los efectos de los errores, como si viviera en la isla de la fantasía y por lo tanto no hay público al que le afecten mis equivocaciones. Autista, en mi mundo, no hay consecuencias. El Ministro de Salud Fernando Ruiz, hace 7 años, desde su posición ética de médico, explico los daños del glifosato. Muy claro, en un programa de televisión lo dijo. Siete años después, sin vergüenza, forma parte del gobierno que va a implementar la aspersión con glifosato. ¿Ya no hace daño? ¿El Ministro renunció a su ética de médico? Sin vergüenza dice que está impedido para hablar. Todo parece indicar que pudieron mas sus intereses políticos que su ética. Dejó de ser médico para convertirse en bufón. ¿Cómo creerle lo que dice y hace si Colombia entera lo percibe como un hombre sin vergüenza? ¿A quien le es leal: a su ética o al gobierno de turno?
Sin vergüenza es el gobierno de Duque. Soberbio pudo decir que Maduro caería en los próximos días. Primero se va a ir él de la Presidencia que Maduro en caer. ¡No hay vergüenza! Habló de mermelada, habló de impuestos, habló de pobreza, habló de equidad, temas que trataría diferente a su antecesor. Sin vergüenza su amiguismo es descarado. No importa, no pasa nada, es paisaje. Gobernar solo con amigos es una manera de prostituir la política. Hay que venderse entonces al mejor postor, independiente de ideas o criterios de ejecución. Autista, construye un mundo para él que pisotea a los otros porque no existen consecuencias. Es un cinismo que golpea por la dimensión del descaro. La reforma tributaria en plena pandemia es una bofetada que no le produce vergüenza, ni pudor, ni respeto. El Ministro Carrasquilla explicando por qué no toca las bebidas azucaradas, produce vergüenza. El no la siente pero nosotros sentimos pena ajena con sus explicaciones. No toca a los Bancos cuyas ganancias producen vergüenza en medio de la pandemia pero la indignación crece por la inequidad. Tocar las pensiones de la manera descarada, cayéndoles con gravámenes por todo lado como si en Colombia hubiera que pagar por ser viejo. ES un gobierno sin vergüenza, sin consideración porque no importa lo que suceda con el hambre y la necesidad de la calle. Las Iglesias están exentas de impuesto a la renta y en Colombia son un negocio rentable que a ellos no les produce vergüenza pero a los practicantes les genera indignación.
La vergüenza es una protección contra el abuso, una herramienta para tomar conciencia y rectificar. Porque una cosa es no tener vergüenza, y otra ser un sinvergüenza. Decida si separa o junta las dos palabras para calificar este Gobierno. La mesa está servida…
Gloria H. @GloriaHRevolturas