Son todas, sin excepción. Desde la católica, la cristiana, mahometana, judía, islámica, protestante, cualquiera que sea, todas ellas se alimentan de discriminación e inequidad. La mujer no existe para las religiones. Es un “cuerpo” que hay que dominar, usar, explotar, culpar, responsabilizar. Porque es la mujer la culpable de lo que le sucede al hombre. Es peligrosa. Es pecadora. Es la tentación. ¿Acaso la ingenua historia de Adán y Eva no hizo mas que alimentar el imaginario del peligro que representa una mujer para el “indefenso” varón? Y nos lo cuentan desde la infancia para que quede bien introyectado el concepto de peligro y amenaza. Entonces, hombres ¡a dominarla! Deben salvarse de ella, esclavizándola. Tápela, invisibilícela, enciérrela, anúlela, contrólela. No existe para la cultura patriarcal y religiosa un ser mas peligroso que una mujer. No puede tener ni un mínimo de capacidad de decisión, no puede manejar ni su propio cuerpo. Imagine ¿qué le sucedería al mundo si las mujeres deciden hacer huelga respecto a la maternidad?
Pero, qué paradoja, esa mujer peligrosa se vuelve santa si es madre. Deja de ser tentadora. Su cuerpo ya no es deseable ¡es madre! Porque la madre, ideal y perfecta, “carece” de sexualidad. La discriminación y inequidad se compensa (creen ellos) “amarrándola” a la maternidad. Si es mujer, solo mujer libre, independiente, capaz, es un peligro. Si es mamá se “vuelve” buena. Ya es ideal, no se la desea. Es asexuada y por lo tanto deja de ser amenazante. Para ese hombre que no sabe dominar sus impulsos y cree infantilmente que si la encierra, ya no corre peligro: ¡todo está bajo control!
Los hombres que “hacen” las religiones le temen a la mujer. A su poder, a su intuición (¿bruja?), a su capacidad de dar vida. El miedo a ese poder es aterrador por eso a través o de la política o de la religión, necesitan controlarla. Lo que sucede en Afganistán es impactante porque colocó sobre el tapete a gran escala, lo que le pasa a la mujer cuando la religión y la política patriarcales se unen para someterla. Allá está sobredimensionado. Pero, en pequeña escala, sucede en multitud de escenarios en cualquier lugar del mundo.
Las religiones, creadas por hombres, le otorgan poder al varón, como si fuera superior y el círculo vicioso continúa. Es el hombre el que decide, el que hace las normas, el que crea conceptos religiosos y cada vez mas, controla y manda sobre la vida, la mente y el cuerpo de la mujer. ¿Qué tanto daño pueden hacer las religiones? ¿Cuál es el poder que otorga una religión a los hombres para permitir el abuso hacia la mujer? ¿Con qué derecho una religión se abroga el poder de anular otras creencias diferentes a las propias? ¿Dios (o el que sea) cuando “autorizo” destruir seres humanos a nombre de su verdad? ¿Por qué esa necesidad compulsiva de manejar la vida de los demás? ¿Por qué creer que mi verdad es la verdad universal? ¿Por qué la sevicia de las religiones con las mujeres? ¿Por qué las mujeres somos tan peligrosas para las religiones? Y peor aún cuando la religión se fusiona con la política, es allí donde la inequidad es total. Esclavitud, sometimiento, discriminación, abuso. ¿Qué tanto hemos evolucionado? ¿Por qué tan peligrosa la equidad de género? ¿Estamos en el siglo XXI?
Gloria H. @GloriaHRevolturas