Cuando Brien Weiss, psiquiatra de la U de Yale, empezó a trabajar con hipnosis se “asustó” con lo que encontró y le preguntó a varios colegas si ellos habían visto algo “parecido”. Mas de uno le contestó que si, pero que no iban a arriesgar su prestigio (y su futuro) para publicarlo. Weiss decidió entonces que él si lo haría. Hoy, gran parte de lo que se conoce (y trabaja) sobre regresiones, vidas anteriores, se debe al “atrevimiento” de este psiquiatra.
Bruce Lipton es el padre de la epigenética. Descubrió que mas importante que la genética es el ambiente, el campo donde nos desenvolvemos. Hoy sus aportes son un “golpe” a la genética que considera que los genes “nos manejan”. Criticado a morir, fue otro que se atrevió. Como también está el caso de Ryke Hammer, médico alemán, padre de la Nueva Medicina Germánica quien fue “expulsado” de la Medicina por sus atrevidos descubrimientos sobre el cáncer. Para los laboratorios farmacéuticos que apuntalan en forma muy clara a Alemania, el que alguien se atreva a cuestionar sus fármacos, definitivamente es una amenaza contra la que hay que luchar con todo el andamiaje del desprestigio y el descrédito.
Entonces, como resultado de esta pandemia, si algo se ha desteñido es el valor y la credibilidad en la Ciencia. Era poderosa, objetiva (no existe la objetividad pero…) imparcial, poseedora de la verdad. Sin embargo la verdad no la tiene nadie: ni la religión, ni la ciencia, ni la razón. El comportamiento de la ciencia en estas circunstancias, ha sido lamentable. Nunca como ahora se la sintió tan manipulada, tan manoseada, tan politizada. ¿Cual es su verdad? ¿A quien sirve? ¿Quien la sostiene? Los científicos son seres humanos susceptibles de influencias. Estudian, investigan, trabajan, pero no tienen ni la autonomía e independencia necesarias para desligarse de sus patrocinadores. Que pueden ser un Estado, un laboratorio, un millonario, una Universidad. Y es obvia la vulnerabilidad de la Ciencia cuando nos encontramos con tantísimas explicaciones y tan diversas sobre un mismo asunto. ¡Quien dijo miedo! Desde diferentes lugares del planeta, científicos reconocidísimos dan la versión de lo que sucede y las diferencias son abismales. ¿A quien creerle?
Aplaudo a los que se atreven. Me gusta la actitud del Valle, su desafío. Ahora planteó una investigación con la ivermectina, atreviéndose a buscar una respuesta avalada por médicos prestantes que consideran que es necesario innovar. Hay también información sobre efectividad del dióxido de cloro en pacientes del virus: se ensaya, ha dado resultados y está por comprobarse. Pero la oposición a estos experimentos es despiadada. La disyuntiva es si los alcaldes se arrodillan ante un Presidente sin liderazgo o se atreven de cara a sus comunidades. El celo de la Ciencia no es tan sólo por la verdad sino también por el protagonismo. ¿Qué tal el miedo a los médicos cubanos? Los egos de políticos, epidemiólogos, médicos, están a la orden del día y la competencia por imponer “mi” teoría es dolorosa. Atreverse es una opción preferible a “sentarse” a esperar que otros decidan o que el virus arrase. En la mitad cientos de individuos como usted o yo, cada vez mas desconfiados. El virus existe pero entre el miedo, la desinformación y el encierro, nos están aniquilando.
Gloria H. @GloriaHRevolturas