Hay una teoría energética que expresa que la humanidad está dejando la tercera dimensión (espacio, tiempo, lugar) para ascender a una cuarta y hasta quinta, donde no existen ni el tiempo, ni el espacio ni lugares físicos. La tercera dimensión tiene que ver con la parte más material de la realidad. Es la dimensión en la que normalmente estamos. A medida que nuestra conciencia se amplía somos capaces de percibir otros aspectos de la realidad además del material y entonces pasamos a la cuarta dimensión, donde lo emocional empieza a contar. Nos abrimos a percibir sentimientos y pensamientos, cada uno con una claridad e intensidad diferentes. La razón ya no es la reina del paseo. Cuando se dice que alguien está en la cuarta o la quinta dimensión quiere decir que aún estando en el mismo sitio físico, percibe la realidad de manera diferente. La quinta dimensión implica una expansión de conciencia donde percibes la conexión con todo: ¡todo es uno!
¿A que viene toda esta carreta? No tiene necesidad de creer. Al menos lea… pero lo invitaría a que reflexionara sobre lo que estamos viviendo: cómo el tiempo, el espacio y el lugar lentamente “desaparecen”. No hay necesidad de desplazarse físicamente para estar en cualquier lugar del mundo. No sólo cerrando los ojos y haciendo una visualización o una meditación, sino también a través de las redes. Puede trasportarse al lugar de sus sueños (o de su pesadilla) y no necesita ni el cuerpo ni el espacio. ¿Quiere tener relaciones sexuales a distancia? ¿Quiere acompañar a una persona en Australia? ¿Quiere saber de sus seres queridos en el sur de la ciudad? Desde su silla realiza múltiples actividades. Pero resulta que ahora todo, absolutamente TODO, se hace desde la misma silla. No hay cambio de escenario! Voy al médico desde mi silla, compro en el supermercado desde mi silla, me reúno con la profesora desde mi silla, la película la veo desde mi silla, el curso lo aprendo desde mi silla. Los libros los compro desde mi silla, a mis padres los visito desde mi silla. A mis amigas las encuentro desde mi silla. ¡Que horror! Toda mi actividad de movimiento se redujo a “mi silla”.
Ni que decir del tiempo. Todos los días pueden ser iguales. Ayer y mañana son inexistentes. La incertidumbre es la máxima de hoy. Por lo tanto solo tenemos el presente. El tiempo desapareció. ¿Qué día es hoy? La certeza se dinamitó y no tenemos seguridad de nada. Pero esa incertidumbre tiene doble cara: necesitas volverte creativo, construir minuto a minuto tu vida. Ah si, te puedes congelar de miedo si lo decides pero tienes la alternativa de reinventarte. Es tu decisión, solo tienes el presente.
En tu interior las cosas han cambiado y no te lo puedes explicar. Como si hubieras dejado de renegar y victimizarte. Sucede lo que tiene que suceder y lo aceptas. Como si te hubieras convertido en un observador de todo, incluso de ti mismo. Todo es diferente. Hay mas conciencia social, las cosas no son como antes. La aceptación de lo que sucede no es complicidad ni conformismo, es madurez porque la renegadera solo me hace daño a mi, mientras la vida sigue. El compromiso ético es conmigo, con la conciencia. La epidemia “ayuda” a caer en cuenta, a despertar conciencia. Algunos lo señalan como la entrada a la quinta dimensión.
Gloria H. @GloriaHRevolturas