Hace unos días los Medios informaron con gran conmoción que un niño accidentalmente mató a su hermano, jugando con una pistola. Claro, la noticia era impresionante: para los niños, la familia, los vecinos… el impacto es fuerte y se requería información sobre cómo enfrentar los dolorosos acontecimientos. ¿Qué pasaría con el niño que disparó? Jamás se podrían referir a este adolescente como el “asesino” porque aun cuando parezca secundario, la palabra tiene poder y este muchacho “utilizó” un objeto que había en su entorno e imitó lo que tantas veces ve y escucha en las noticias. ¡No es un asesino! Usó un objeto “público” y allí están las consecuencias. ¿Qué pasará con los padres del que falleció? ¿Y con los del que disparó? ¿Qué pasara con los amigos de los implicados? Muchas inquietudes que necesariamente requieren información, acompañamiento y guía. No es fácil, pero se puede. En la historia reciente, es conocido el caso del Rey Juan Carlos de España que de niño vivió una situación similar, al dispararle a su hermano. Pero claro, como las noticias nos desbordan, ya esta información es “vieja” y perdió relevancia. Sin embargo, el tema de la violencia, el tema de las armas, el asunto de defenderse cada uno “a su manera” en una imitación desgarrada de la ley del monte, nos ha llevado a situaciones como estas. Que bien vale la pena digerir.
¿Quién disparó el gatillo? Déjeme decirle, con dolor, que usted, yo, su vecino, su hermano, todos “colaboramos” en el disparo de ese gatillo. Los Congresistas que fomentan la idea de armar a la sociedad, todos aquellos que creen que la violencia se combate con más violencia, ayudaron a disparar ese gatillo. Que tanta responsabilidad social les cabe a los que inflan pecho o se les llena la boca con la idea de armar a la sociedad. ¿Sabe de qué hablo Congresista Garces? No somos seres individuales, vivimos en comunidad y unos y otros somos responsables del acontecer diario. Cuando sucede un hecho impactante somos muy rápidos en intentar encontrar un culpable. Responsabilizar a alguien, instantáneamente nos libera de la “culpa social” Si hay alguien directamente responsable, los demás estamos “limpios”. Creemos estúpidamente, que nuestra conducta no tiene nada que ver con los hechos sucedidos. Se nos olvida que en una sociedad todos estamos implícitamente relacionados y por lo tanto existe responsabilidad comunitaria. Mientras no tomemos conciencia de que nuestros actos, nuestros pensamientos, nuestras creencias “construyen” el tejido social, forman parte del inconsciente colectivo, nada podrá cambiar. Porque todos somos responsables de todos. Y algo nuestro, por muy mínimo que parezca, está en la formación de la salud mental o la patología de los otros.
El gatillo disparado y la violencia que a diario presenciamos tiene que ver con la manera como enseñamos el significado del otro, la necesidad de ganar, la creencia de que cada quien es el centro del mundo y cómo todo aquello que no sea como yo, está equivocado. Con razón decía el Ministro Gaviria que Educación y Paz son lo mismo, equivalen al mismo programa con diferente nombre. Socialmente fomentamos el “no se deje”, sea macho, vénguese, haga justicia por su propia mano… ¿entonces cómo culpar a un muchacho que solo fue el último eslabón de la cadena?
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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