Están salvando cuerpos. La urgencia de salvar vidas, aunque parezca un contrasentido, es salvar cuerpos. Que la gente no muera. Recuperando los cuerpos, se ha cumplido una tarea vital. Desde la perspectiva de la tercera dimensión, si no hay cuerpo no hay nada… pero resulta que no nos agotamos en el cuerpo. ¡Hay mas! Están las emociones, los sentimientos, la memoria, el lenguaje, la historia personal, familiar… Hay tanto “dentro” del cuerpo que no concluye solo con la mirada biológica. Existe personas contaminadas en hospitales y clínicas. Otros, en sus casas, manejando su propia cuarentena. Pero es toda una sociedad (¿una civilización?) la que se enfrenta a la necesidad urgente de ser oída, de contar con un interlocutor que le ayude a digerir qué es lo que sucede.
Todos no llegamos a esta crisis con la misma maleta. De acuerdo a nuestras vidas, cada quien reacciona de manera diferente pero es obvio que no estábamos preparados para un impacto tan fuerte. Se necesita ayuda para lo “otro” que guardan los cuerpos. Y es entonces cuando la necesidad del apoyo psicológico es tan indispensable como el cuidado de lo biológico que nos construye. Uno de los paradigmas mas positivos que deja esta crisis es recuperar el lugar que debe ocupar la Ciencia, que aun cuando no es infalible y presenta limitantes, si es mas confiable que las opiniones de tantos que consideraron que bastaba con hablar de “lo que yo creo” para dar cátedra. Sobre todo con la Psicología los abusos fueron desproporcionados porque como en apariencia es un tema “vivido por todos”, parecía que cualquiera podía jugar a ser psicólogo. “Mis amigos me consultan y soy buena consejera” es una de las expresiones preferidas para justificar el opinómetro, desconociendo que la Psicología dista mucho de dar consejos. Paradójicamente, en mas de una historia, lo que se hace es mostrar realidades que no se quieren asumir. Y no es fácil oír lo que no se quiere oír.
Las crisis exacerban lo guardado como si dispararan fantasmas que tenemos en el interior. Algo así, como quien nos despoja de una careta. Es un momento definitivo para la Psicología porque las crisis emocionales pueden ser tan letales como las físicas. No somos compartimentos (alma, cuerpo, emoción) sino seres integrales que necesitan entender y sobre todo aceptar qué es aquello que nos corresponde vivir. La Psicología es una ciencia que toca varias ramas de la condición humana, en especial ahora su contacto con el mundo espiritual (psicología transpersonal) es fundamental. Como si todos estuviéramos abocados a preguntarnos por el sentido de la vida. Esto liga necesariamente con la muerte. Una cosa lleva a otra, papa, mama, árbol genealógico, experiencias, traumas, expectativas, ilusiones, frustraciones. Y entonces, ¿quién me guía? Es momento para el encuentro personal, para ventilar secretos y silencios.
Desde el mundo racional hay resistencia: “nadie me enseña a manejar mi vida”, “los psicólogos son mas locos que uno”, rezagos de la mirada patriarcal (incluída la vicepresidenta) donde bastaba la razón para defenderse. Fatal error. Es la hora de la Psicología. Con crisis o sin crisis, los psicólogos están llamados a reparar los faltantes de la familia, la educación y la sociedad. Son indispensables. Por eso, aquí estamos.
Gloria H. @GloriaHRevolturas